El jamón es uno de los manjares más apreciados en la gastronomía española, pero más allá de las partes tradicionales como la babilla, la maza o la punta, existen cortes menos conocidos que encierran verdaderas joyas culinarias. Acompáñanos a explorar las características y usos de estos cortes menos populares, que sin duda merecen ser descubiertos y disfrutados.
Txungur: el secreto mejor guardado
Aunque puede que no goce de la fama de otros cortes, el txungur (parte del final del jamón con hueso y piel) es una delicia para quienes aman un buen jamón.
Esta zona, utilizada comúnmente en guisos, sorprende por su sabor intenso y su baja concentración de sal. Además, cortado en taquitos, es perfecto para enriquecer legumbres, pastas, caldos, o incluso para dar un toque especial a unas croquetas caseras. Y es que, a pesar de su apariencia poco vistosa, constituye una parte deliciosa del jamón que merece la pena aprovechar
Contra o babilla: Aliado perfecto para celebrar
Esta parte del jamón se caracteriza por ser más curada y magra, siendo además la zona más estrecha de la pieza. Las lonchas de la contra son ideales para empatar y disfrutar de bocados finos, perfectas para bocadillos y celebraciones donde se busca un sabor intenso y una textura suave. Su tamaño la hace ideal para comer de un solo bocado, siendo una opción popular en eventos y reuniones.
Maza: Sabor y jugosidad
La maza, por su parte, es la zona más musculosa de la pierna de jamón. Suele estar más infiltrada de grasa que otras piezas, lo que le otorga un sabor y una jugosidad excepcionales.
Conviene recordar que, a la hora de cortar la maza, es importante hacerlo finamente para evitar una textura demasiado firme, especialmente en la parte superior opuesta a la grasa.
Explorar nuevas texturas, sabores y usos del jamón nos permite ampliar nuestro repertorio culinario y enriquecer las experiencias gastronómicas
Punta: Matices y sabores únicos
Aunque quizás no goce de la misma reputación que otras partes, la punta del jamón bien merece ser apreciada. Protegida por el hueso puente, presenta una variedad de grupos musculares separados por finas capas de grasa que aportan una jugosidad incomparable.
Durante el proceso de curación, la grasa se derrite y se impregna en las lonchas, añadiendo matices y sabores únicos. Esta parte es ideal para bocadillos, frituras, tostadas y cualquier preparación culinaria que busque realzar el sabor del jamón.
Venas: la delicadeza oculta
Al final de la maza encontramos las venas, una zona muscular protegida por el hueso interno que ofrece un producto jugoso e, igual que el txungur, muy bajo en sal. Ideal para quienes prefieren sabores más suaves y jugosos, este corte es perfecto para disfrutar de la auténtica esencia del jamón sin renunciar a la calidad.
Su textura delicada y su sabor sutil lo convierten en una elección idónea para los paladares más exigentes.
Hueso: el toque de distinción
Aunque no sea la parte más convencional, el hueso del jamón también tiene su encanto culinario. En pequeños trozos, es ideal para saborizar consomés o caldos, aportando un toque de profundidad y complejidad a cualquier preparación. En definitiva, un potenciador de sabor que puedes utilizar para mejorar cualquier receta.
Queda claro entonces que el jamón es mucho más que la suma de sus partes más reconocidas, ofreciendo, a través de sus diferentes piezas, una experiencia única y deliciosa resultado de un proceso artesanal de curación que ha conquistado los más suspicaces paladares a lo largo de los siglos.
Explorar nuevas texturas, sabores y usos del jamón nos permite ampliar nuestro repertorio culinario y enriquecer las experiencias gastronómicas. Así que, ya lo sabes, la próxima vez que disfrutes de una tabla de jamón, no dudes en explorar y saborear cada una de estas partes para descubrir sus matices y aromas característicos.
¡Buen provecho!